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Foto del escritorLos Celajes

Aia, ser artista como forma de habitar el mundo


Si te das un paseo por Las Pocetas un día de viento, es probable que llegue a tus oídos la voz dulce de Aia, aunque esta artista se atreve ya, después de un tiempo de mucho trabajo, a presentarse como tal ante el público.


“Escribo canciones y poesía desde que soy muy pequeña para poder sobrevivir, para funcionar en el mundo, es una forma de comprenderlo”, explica Aia, quien acudía a nuestro encuentro acompañada de su guitarra.


Aia aprendió piano en la Escuela Insular de Música de Fuerteventura, pero lo que sabe de guitarra y de canto ha sido por su cuenta. Es por eso que no se considera música y le ha costado tanto mostrar sus canciones o ponerse sobre un escenario. Sin embargo, declara, “al ser limitados mis recursos de conocimiento, con lo que tengo, hago todo lo que puedo”.



Mostrarse al mundo en Lo que me atraviesa


Lo que me atraviesa es su primer EP, en el que el proceso más complejo ha sido el de traspasar con su arte la puerta de su casa. “Mostrarte vulnerable hacia afuera es muy difícil y para mí la parte más complicada ha sido la psicológica, poder enfrentarme, quitándole peso, al juicio ajeno que a todos nos habla por detrás”, asegura. Si ha conseguido superar este miedo, ha sido gracias a la gente de su entorno, de quienes, asegura, ha recibido apoyo y palabras bonitas desde que la escucharon por primeras vez. Y, precisamente, han sido amigas y amigos las personas que han trabajado a su lado, ofreciendo sus conocimientos en producción, grabación o edición, a través del trueque, ya que los recursos de Aia para sacar adelante Lo que me atraviesa eran muy escasos.


El álbum está compuesto de un total de 7 canciones que pueden escucharse desde el día 24 de mayo. 7 canciones en las que Aia abre su alma por completo con un sonido muy íntimo y desnudo que nos transporta a la habitación de la artista. Esta era, además, su intención desde el principio, a pesar de los consejos que le indicaban la necesidad de empezar junto a una banda para entrar en la industria musical. “Ese proceso llegará, pero quería que lo que saliera fuese fiel a lo que estaba sintiendo y viviendo y para mí esas 7 canciones son canciones de mi habitación, canciones mías. Quería que eso se representara en el sonido también”. Un intimismo y reivindicación de la sensibilidad que llega hasta el punto de que la gente haya llegado a llorar en sus conciertos, algo que Aia recibe con la emoción y la satisfacción del trabajo bien hecho. "Lo que a mí me hace sentir esta mierda, a ti también te lo hace sentir”.



No capitalizar el arte para que no se corrompa


Pero Aia no quiere capitalizar lo que ella define como su “forma de habitar el mundo” por el miedo a que se corrompa. Desde su punto de vista, el simple hecho de componer pensando en quién lo va a escuchar no es lo mismo que cuando lo haces de aquello de lo que necesitas componer. Otro de los motivos es porque ha decidido huir de las exigencias del tiempo frenético y de una construcción concreta del estilo del proyecto artístico como producto de consumo. “Mi proceso creativo es todo lo contrario a eso, es algo muy lento y no tengo ninguna gana de forzarlo”, manifiesta. A pesar de esto, admira y respeta a la gente que decide lanzarse al abismo para vivir de su arte.


Por este motivo, ya que su objetivo no es vivir de su faceta como artista, se dedica a la educación, aunque teniendo presente el arte en todo momento como herramienta de transformación social, de conocimiento y como manera de encontrarse a uno mismo.



Música y poesía, un binomio indivisible


Para Aia, en su arte la poesía es lo más importante, ya que asegura que vive escribiendo, aunque la música y la melodía también son importantes para ella. Todo lo que hace surge de todo lo que escribe, de una poesía que define como algo cruda. Es la música lo que viene a resolver las preguntas que establece la poesía. “Con la poesía yo me desnudo, me enfrento al demonio que sea y con la música sano eso”. Sus presentaciones son casi más recitadas que cantadas y es algo que, según cuenta Aia, a la gente le choca, “pero esa soy yo”, defiende.


Precisamente la poesía es algo en lo que le gustaría mucho trabajar. “Me muero de ganas de publicar un poemario”, cuenta. Antes no se lo planteaba siquiera y ahora, después de haber sacado las canciones, ya le parece más fácil, incluso la publicación de novela o de cuentos. “Me he rajado el alma delante tuya y ya puedo escribirte cuentos y que los leas".

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